Sedientos de Tinta

Soy una cabecera que desaparece y reaparece, algunas veces...

Todo lo que sentía era una leve ráfaga de calor que le acariciaba el rostro, debajo, nada mas que el frió. Miraba con ojos vacíos, el fuego, intentaba consumirse, pero no podía, se extinguía muy lentamente, al igual que su vida, jamás se apagaba. Quemaba, pero a la vez era helado, no le importaba, el solo esperaba.
Había visto todo, tal vez fue demasiado, tal vez muy poco, no sabía si era suficiente, lo único que sabía, era que tenía que terminar.
Pero no, solo seguía ardiendo, el fuego nunca se apagaba. Escuchaba las ascuas golpear, como si fueran gotas de lluvia que caían sobre su frente, se decidió a cerrar los ojos y esperar, hasta el instante que escucho voces hablando a su alrededor de manera distante, algunas gritaban, otras susurraban, pero muy lentamente lo guiaron, como una brisa.
Caía en otro lugar, otro momento, otra verdad, distinta a la que conocía, donde todo era claro y difuso a la vez, donde veía a todos sus antepasados, que lentamente fueron olvidados.
En este lugar se movía hacia donde quería, desnudo, sin esas malditas piernas redondas a las que estaba condenado en el mundo solido, aquí no las necesitaba, nada era solido, aquí solamente flotaba.
Todo era circular y plano a la vez, todo era translúcido, infinito y enormemente pequeño, todo era gaseoso, las formas se separaban y fusionaban, veía torrentes de polvo que se desintegraban y reorganizaban.
Veía ríos que se elevaban hacia el cielo y al infierno a la vez, los seres luminosos lo acariciaban levemente, eran graciosos, tímidos y curiosos, al notarlo, salían propulsado por el espacio, dejando una estela de un liquido humo cristalino.
Se encontró con él mismo, se vio feliz, iluminado, transparente, libre, inmortal, jamás en toda su vida había visto una figura tan hermosa, aunque se tratara de su persona, se lleno de felicidad.
"Nuestro último viaje, antes de unirnos a la atmósfera, antes de desparecer y volver a nacer, no hay que sentir, no hay que ver, no hay que pensar, solo dejar que nuestro espíritu nos guie"
Así fue.
Estaba en un túnel que se extendía infinitamente por la oscuridad, afuera flotaban fragmentos de edificios antiguos, cadáveres, dioses caídos en la eternidad, tal vez muertos, tal vez dormidos. Partículas uniformes e incoloras se organizaban caóticamente en el espacio, desaparecian, se transformaban, se unían, explotaban, dejando una onda de polvo.
Comprendió, era el fin de los tiempos.
Todo se distorsiono, apareció en un bosque a orillas de un rió, un niño de traje azul perseguía un bote de madera, trataba de ir a la par de la corriente, como si nada le importara, solo la corriente.
Se reconoció de niño, soltó una lágrima, fue el momento más inocente de su vida.
La imagen se desintegro, sus fragmentos se quedaron en aire hasta que una nueva se formo, noto como la lágrima que había creado ahora flotaba por encima de su pecho, como si la gravedad no le incomodara.
Se vio joven, hermoso y feliz, su rostro expresaba la actitud de un adolescente lleno de ideales, lleno de maneras para hacer un mundo mejor, era el momento más feliz de su vida, porque también, estaba ella.
Soltó otra lágrima, que se unió a la primera.
Todo se desintegro para formar un nuevo momento.
Sus hijos corrían por el prado, la felicidad los iluminaba. Se vio abrazado a ella, ambos mirando el atardecer, eran uno.
Soltó una tercer lágrima, fue el momento más hermoso de su vida.
En su habitación, ya en sus años mayores, su amada yacía en la cama, al rededor sus hijos, mayores, con rostros tristes, la piel de su mujer era pálida, sintió como el frió le recorría su propio cuerpo y vio como lentamente, la figura de su gran amor se desintegraba sin motivo, junto con la escena
Soltó otra lágrima, fue el momento más triste de su vida
Se encontró en un hospital, solo, recién se despertaba, tenía un vago recuerdo del accidente, pero no podía tocarse, para saber si estaba vivo, su cuerpo lo traiciono, estaba condenado.
Soltó una quinta lágrima, fue el momento más frustrante de su vida.
El túnel desapareció, al igual que las figuras, los fragmentos y las partículas, se encontró en la obscuridad eterna, solo, desnudo, vació, frió y mudo.
El silencio comenzó a aplastarlo, lentamente, como si quisiera hacerlo sufrir, pero no lo logro, apenas le incomodo.
En cambio, entendió, no necesitaba ver más nada, había visto suficiente, había recorrido el camino entero y había esquivado los carros que trataron de atropellarlo durante su trayecto, estaba listo para morir.
La oscuridad fue invadida por haces de luz blanca en todas las direccione, algunos lo tocaban, otros lo traspasaban y otros lo esquivaban, hasta el momento q toda la oscuridad fue olvidada.
"Estamos listos, verdad?" se pregunto a sí mismo, estaba en una especie de cielo, cubierto por nubes blancas y voluminosas, debajo, el mar, botes con velas emplumadas navegaban lentamente.
Las cinco lágrimas aun estaban ahí, flotando, las miro, tal vez durante segundos, tal vez durante años, tal vez eternamente, el tiempo no importaba.
"Estamos listos" se dijo.
De pronto, las cinco lágrimas se iluminaron de color verde, un verde brillante y hermoso, al verlas, se lleno de placer.
Las lágrimas comenzaron a desintegrarse en fragmentos pequeños que se perdieron con la brisa, lo mismo le sucedió a su cuerpo, desde la punta de los pies hasta el último cabello, desapareció.
Sus fragmentos quedaron flotando de forma caprichosa por el espacio, como si quisieran quedarse eternamente en el flujo del tiempo, para nutrirlo.

By Ztigma - Marcos Di Trana

2 comentarios:

Muy bueno el blog! Me hubiese encantado leer todo pero la muestra gratis fue genial. Algún día les mandaré un cuentito policial que estoy escribiendo, por ahora me limito a leer. Les voy a hacer toda la promoción que pueda! Suerte!

guau Mark!!!!!!!!! estuvo buenisimoooooo!!!!!!

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