Sedientos de Tinta

Soy una cabecera que desaparece y reaparece, algunas veces...

Ambos metales chocaban con gran estruendo, pero el ataque de su oponente era más certero que el suyo y los brazos empezaban a ceder ante el peso de la espada.

-¡Ya! ¡Para! Ganaste ésta –dijo levantando una mano y apoyando la punta del arma de entrenamiento en el suelo.

-Muy bien –respondió Liam riendo –Debo aceptar que estás mejorando, Aidan.

-Algún día serás tú quien frene la pelea.

-Pero hasta que eso suceda, es mejor que te dediques a la arquería, primo.

-Muy gracioso.

Uno de los sirvientes que había estado observando la lucha, se acercó y se inclinó ante el joven Aidan con una bota de agua.

-Gracias, Kevin.

-Su majestad, debo recordarle que tiene que descansar para mañana.

-Sí, es cierto. ¿Cómo van los preparativos?

-Todo en orden, su majestad. Los primeros huéspedes están por llegar.

-Maravilloso. Ven, Liam, vamos a la terraza.

Los dos jóvenes entraron al castillo por la puerta principal y subieron hasta la torre más alta para observar la llegada de los visitantes.

Liam observaba preocupado a su primo mientras esperaban. Aidan lo notó y le preguntó:

-¿Qué sucede, querido primo? Noto preocupación en tu rostro.

-Solo me estaba preguntando si estás preparado para todo lo que sucederá a partir de mañana.

Aidan dejó de mirar al otro joven, y se acercó a las almenas. Desde allí se podía observar todo el pueblo de Shorton.

El castillo se encontraba en la cima de una colina, no muy elevada, y lo rodeaba un próspero poblado. Shorton era la capital del reino de Lortingham y en él habitaba la mayoría de sus ciudadanos, casi todos mercaderes y hombres de oficios relacionados con la guerra, que habían acudido allí durante la década anterior.

Lortingham había atravesado un largo período de guerras durante el cual falleció más de la mitad del ejército. Los pueblerinos de todas partes del reino se habían trasladado a Shorton, en busca de refugio. Todos aquellos que supieran pelear fueron llamados para ser guerreros, mientras que los artesanos fueron llamados a realizar sus labores para ayudar al ejército.

Hacía ya casi un año que la paz había llegado por fin al reino, y poco a poco se iban recuperando y prosperando, pero en los últimos meses una pena había ocupado el corazón de todos los súbditos, y mayormente en el príncipe Aidan. El rey Airan había enfermado gravemente, hasta que dos meses después falleció, dejando al reino sin soberano.

Como toda realeza, la costumbre y tradición indicaba que el primogénito debía coronarse y ocupar el lugar de su padre, pero Aidan era aún muy joven y no muchos confiaban en que pudiera llevar adelante sus tareas. A pesar de esto, la coronación se había programado para el día del cumpleaños número diecisiete del príncipe.

Liam observó junto con su primo las casas que se desperdigaban por toda la colina y más allá, casi hasta los límites del río que pasaba a unos dos kilómetros del castillo, y se alejaba por el sur hacia el mar.

-Agradezco tu preocupación primo, pero no tienes nada de qué preocuparte. Estoy tranquilo, sé que haré un buen trabajo, a pesar de lo que todos piensan… pero igualmente, me agradaría tener tu compañía aquí en el castillo… como consejero real.

Liam le sonrió ampliamente al príncipe y se inclinó ante él, con una rodilla en el suelo y la cabeza gacha.

-Será todo un honor estar junto a usted, Su Majestad, prometo no defraudarlo.

-Si vuelves a hacer eso te mando a decapitar –bromeó, lo tomó por los hombros y lo obligó a levantarse- No quiero que porque sea el rey me trates diferente, justamente por eso deseo nombrarte consejero, porque sé que serás totalmente leal y honesto conmigo.

-Así será.

Por el horizonte, desde el oeste, por donde se podía ver un sol rojo escondiéndose tras las montañas, comenzaron a aparecer numerosas manchas negras que se acercaban volando.

-¡Por fin!, Ya era hora.

Los dos jóvenes se quedaron allí observando cómo las figuras se hacían cada vez más grandes a medida que se acercaban y comenzaban a definirse. Los habitantes del pueblo ya los habían notado y salían apresuradamente a las calles para observar a los recién llegados.

Un grupo de unos cincuenta dragones volaban majestuosamente hacia el pueblo. Cuando llegaron al castillo, la mayoría de ellos dio vueltas por el campo cercano, buscando lugares donde aterrizar. Pero uno, el más grande de todos, planeó sobre la terraza donde se encontraban el príncipe con su primo, quienes se apartaron para dejarle lugar.

Cuando el animal aterrizó, pudieron verlo mejor. Un gran reptil, con ojos color dorado que miraban amablemente , se posaban a cada lado de la cabeza, que se erguía a unos siete metros del suelo. Tenía seis largos cuernos dorados en la frente que parecían armar una corona. Un cuerpo alargado lleno de escamas blancas, con un tenue resplandor nacarado y unas alas de unos diez metros de envergadura, que se plegaron ágilmente cuando las garras, enormes y temibles, tocaron la piedra de la terraza.

El dragón inclinó la cabeza hacia el príncipe, quien se acercó como si viera a un viejo amigo de la infancia.

-¿Cómo estás, Aldur? Me alegra ver que han llegado todos bien.

-Gracias, príncipe Aidan. Ha sido un vuelo largo, pero hermoso a la vez, aunque eso no signifique que no estemos cansados.

-Me lo imaginé. Mis sirvientes les han preparado tiendas en las afueras de la ciudad para que estén más cómodos, espero sean de su agrado.

-Serán. Agradezco su hospitalidad, joven príncipe.

-No es nada. Supongo que querrás descansar tú también.

-Si me permite

-Claro, claro. Pero antes, quisiera presentarte a mi primo y consejero real a partir de mañana, Liam.

El aludido se inclinó algo torpe frente a descomunal bestia.

-Es un gusto conocerte, consejero Liam. Ya tendremos tiempo de conocernos mejor, pero ahora quisiera descansar.

Intercambiaron unas cuantas palabras más, y luego Aldur se alejó volando hacia el campo, donde ya se podían observar las grandes tiendas que les habían sido preparadas.

Aidan y Liam también se retiraron a sus alcobas para descansar, pues mañana sería un largo día. Todavía faltaban llegar el resto de los invitados y los preparativos finales.


By Pixie A. Black

3 comentarios:

aaaaaaaaa
pero se termina aca XD ?
jja me queda la intriga XDDD bueno bueno pone mas partes O:O? XD
te quedo genial pix :D esta todo espectacular jaja yo crei que ivan a ser brujas asesinas las manchas negras XDDD nada q ver =P
bue te cuidass
saludos
-->Andrew<---

Pix como te dije ayer y coincido con Andrew
o sea esa historia da para mas(?)
jajaj
es sólo ke no pense que terminara ahi
debe tener más !!!
Saludos a "tu príncipe valiente"

Aess



Aess

muejejejejey!!!!!!!!! mas te vale que alla mas o te mando a decapitar (?) juassssssssss
esta muy interesante la cosa, a por mas PIX!!!!!!!!!!

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